Se conoce que el verano es buena época para leer. Yo estoy con un ensayo yóguico. Os he dicho que soy una yoguina convencida? Seguro que si.
DE NIÑA mi madre me enseñó a mirar cuadros, y también me enseñó a respirar profundamente tres veces antes de los exámenes. Siempre fuí una poco (mucho) nerviosa. Y funcionaba, va en serio. Sirvió de precedente al yoga que llegaría más tarde.
EN MI PRE ADOLESCENCIA mi hermana hacía fotografías y yo quise imitarla (más por seguidismo que por auténtico interés), así que me apunté a un curso de fotografía en el casal de jóvenes de Bellavista, un barrio fantástico de Les Franqueses del Vallès, mi pueblo. Y resultó que me encantó. Mis primeras fotografías artísticas las tomé con una Regula Sprinty, una cámara analógica que mi padre se compró en los años 60 (Cómo me gusta esa cámara, no sirve para mucho, pero en la estantería de mis libros queda estupenda)
JUSTO ANTES DE MI MADUREZ (o lo que es lo mismo, al terminar la universidad) empecé a practicar yoga. Y no lo he dejado nunca. Y así llevo ya más de 15 años de práctica. (No parece que me sirva para camuflar mi dispersión mental, pero de verdad, el yoga es una herramienta fabulosa)
ME HICE ADULTA, tuve mi primer trabajo serio, lo dejé. Luego tuve otro. También lo dejé. En verdad lo dejé todo, todo menos el yoga, siempre me acompañó, y me formé como profe de yoga mientras pensaba que hacer con mi vida. Y así fue como volví a la fotografía, llegaron nuevas cámaras (una pentax analógica, una olympus digital) y alguna buena foto por puro azar.
Se dice que dar clases de yoga se me da bastante bien. Tomar fotos, os lo digo yo, no. El talento artístico no lo heredé, mala suerte. Lo que sí tengo es buen ojo para detectar buenos artistas. Así que me hice galerista.
Si miro atrás veo dos constantes en mi vida: el YOGA y la FOTOGRAFÍA. Que cosas.
Como galerista es peligroso aventurarse a programar exposiciones de fotografía. Sinceramente, lo digo así, a la brava, no sé de que viven las galerías que sólo exponen fotografía. A mi me encanta mi trabajo, me desvivo por mi negocio y por ofrecer al público la mejor excelencia en todo lo que vincula a Artemisia (desde la selección de obras expuestas, la disposición en la sala, la puesta en escena de los eventos que organizamos, las flores que escojo para cada ocasión, que se yo, todo)
Procuro lo mejor para mi público porque me encanta detenerme en los detalles y como espectadora aprecio las cosas bien hechas. Pero quieto paraos todos, que esto es un negocio, que hay que vivir.... así que exponer expongo poca fotografía porque, va en serio, resulta peligroso exponer fotografía. Se vende menos, es así.
Se vende menos porque hay un discurso construido que nos hace creer a todos que la fotografía es un arte menor. Hoy, las exposiciones fotográficas que nos ofrecen los grandes equipamientos son siempre de carácter social y de denuncia, las mismas que gozan de una gran promoción en los medios (Estar atentos a la publicidad que se da al world press photo y veréis a lo que me refiero) Todo ello, claro, en detrimento de otras grandes exposiciones de fotografía artística.
La cosa es que a mi me parece que hay una lectura distorsionada de la fotografía artística:
Por un lado nadie nos la explica.
Por el otro la tecnología nos pone a disposición que todos podamos hacer fotos de una manera aparentemente fácil. Es perfecto que no haya brechas de este tipo, pero aprendamos a usar bien la tecnología...
Pasa que acabamos por pensar que cualquiera puede hacer una foto artística, y lo que es peor, que hacer una foto tiene menos mérito que pintar un cuadro (y a muchos tampoco les parece mucho mérito pintar un cuadro, pero ese es otro tema)
La cosa ese que hoy pretendo hacer un alegato en favor de la fotografía artística porque (mira por donde jeje) justo en septiembre inauguramos en Artemisia una exposición titulada "En aquest lloc, en aquest moment" del fotógrafo internacional Guillermo De Angelis. Expondremos 15 fotografías en blanco y negro de diferentes entornos de Les Franqueses del Vallès (Y así pim pam cierro el círculo de lo que escribía unas líneas atrás)
Esta exposición es una mirada sosegada de un artista internacional que conocía poco que menos este municipio hasta el momento en que empezó a fotografiarlo. De su inspiración y demás os hablo otro día, pero permitirme que os escriba el porqué de mi defensa en favor de este tipo de disciplina artística:
Se dice que “el momento” es lo que diferencia la fotografía del resto de artes visuales. El "instante decisivo" del que hablaba Cartier-Bresson.
Este medio tiene la capacidad única de atrapar el tiempo, de suspenderlo, a lo mejor incluso de detenerlo. Pero cuando hablamos de fotografía artística no se trata de un instante oporunista, no se trata de un instante captado al azar durante el segundo que es tarda en presionar el disparador. Todo lo contrario.
Cada imagen es producto de una previa y minuciosa observación de la escena, la composición es el resultado de un estudio preciso del espacio. El ojo artístico distribuye las formas y equilibra las perspectivas, con un ligero desplazamiento de cabeza o flexión de rodillas,para así dirigir la mirada del espectador hacia el objeto deseado. Y después “espera a que suceda algo” pera así atrapar aquel preciso instante que convierta la escena corriente en arte. De aquí el valor de la fotografía artística y la diferenciación en relación a otros estilos de fotografía.
Guillermo De Angelis busca la armonía y el equilibrio en cada una de sus escenas escogidas para nuestra exposición. Más allá de de reflejar una realidad cotidiana, busca la belleza y la serenidad en la realidad que le rodea, siendo, la suya, una realidad subjetiva que nos evoca al silencio y el recogimiento.
CONCLUYENDO (que ya toca), os invito a contemplar la fotografía bajo un nuevo prisma, darle la vuelta, buscar el talento que se esconde tras cada imagen. Sobra decir que os invito a visitar la nueva expo, y así como quien no quiere la cosa, os invito a que os miréis el workshop que daremos en la sala el próximo mes de septiembre sobre "La intención en la fotografía" Porque las buenas fotografías no se encuentran, hay que ir a buscarlas. Me volví a enrollar más de la cuenta. Excusas mis amables lectores.
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