Me está resultado muy difícil mantener las plataformas de Artemisia alejadas de la realidad que nos rodea, del contexto que ocupa nuestras vidas estos días...
Hace un mes que estoy "enganchada" a las noticias. Alguna ventaja ha de tener ser parte del peculiar grupo "autónomos con espíritu libre". Sin jefes que me marquen los tiempos, yo marco mi ritmo y estos días he decidido dejarme llevar por una especie de flow en el ámbito profesional para sumergirme de lleno en la vorágine informativa política y social de este nuestro país.
Pasa que me está sucediendo algo verdaderamente extraño...
En literatura se diferencia entre historia y trama. Se conoce que la trama es el material narrativo, aquello que está previsto. Es la historia la que juega con los distintos elementos de la trama transformándolos, dándoles color... Sin embargo, la trama, una vez establecida, no puede cambiarse. Y todo se desarrolla en el llamado "universo diegético", es decir, un mundo ficticio pero que a nuestros ojos, como lectores, nos ha de resultar verosímil.
Estos días no dejo de soñar que formo parte de un universo diegético donde soy parte del colectivo caracterizado como un "personaje estático", un grupo de espectadores que miran perplejos una realidad social y política del todo surrealista, tan surrealista como para que las ideas no sean libres y la violencia contra personas esté legitimada.
Luego me despierto y me digo que todo ha sido un sueño, que esa realidad no se puede materializar, porque la historia la dibujamos entre todos y podemos ir introduciendo matices, pero la trama ya está dictada, y como la vida, la trama de nuestra historia colectiva, la trama de la humanidad, dibuja círculos en forma de espiral en busca, a la cada vuelta, de un grado más elevado de perfeccionamiento...(1) La trama, todos sabemos, no puede cambiarse.
Lo verdaderamente extraño es que a veces tengo dudas... y como Chuang Tzu, que soñó que era una mariposa, pero al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu(2), no sé si el universo diegético es ese con el que sueño o es este en el que ahora escribo...
(1) Llamarme romántica, no me importa.
(2) Del libro de Chuang Tzu (300 A.C).
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