Volvemos.
Si, te lo anuncié en diciembre, descansaba un par de meses porqué andaba con “lío” y necesitaba tiempo. Y en enero te decía que estaba reflexiva, pero sólo fue ese día, el resto lo pasé solucionando el “lío”
Hoy estamos a las últimas de febrero, así que, por la presente, te anuncio: El día 11 de marzo volvemos. Una nueva inauguración, una nueva etapa, un nuevo comienzo.
Así es. Los comienzos tienen un sabor dulce, verdad? Al menos para mí. Tengo una amiga que cuando vamos a correr necesita ir siempre por la misma ruta. Así se conoce dónde está la subida y cuando llega la bajada. Yo sin embargo, prefiero las rutas alternativas. Ella dice que me complico la vida. Puede ser…
La vida me gusta con sorpresas (no me gustan las fiestas sorpresas, aviso) pero sí tener encuentros imprevistos con la vida (muy imprevistos tampoco, que luego me coge un poco de angustia y me da por dormir mal, y eso me pone de mal humor) Pero no quiero saber que será de mi vida a cada instante desde el minuto en que amanezco.
Hace unos días fui al médico “duermo mal y sueño cosas hiper surrealistas”, le dije (se conoce que tuve demasiada incertidumbre durante este mes de febrero) y me preguntó de inmediato “¿trabajas en algo relacionado con el arte y la creatividad?”
Touché.
Y con esto quiero decir. Que sueño día y noche con el proyecto Artemisia. Y que ha llegado el momento de una Artemisia renovada. Es la misma, no cambia, pero mejora. Tenía un profesor de yoga que me decía “Cristina, no hagas simples círculos en tu vida, gira y sube simultáneamente como en una espiral”
Artemisia pretende ser es una Espiral.
La naturaleza nos las recuerda a menudo: caracoles, fósiles, conchas… No fue la tierra la que la que nació a partir del movimiento en espiral de una nube de gas y polvo cósmico?
Dice la tradición celta que la Espiral es símbolo de fuerza vital, expansión, reencarnación, un símbolo sin principio ni fin, es decir, de vida eterna. Muchas otras tradiciones se refieren a la Espiral de una manera similar.
Dijo Carl Gustav Jung “El camino hacia la meta parece caótico e interminable al principio, sólo gradualmente aparecen signos que nos indican que vamos a algún lado. El camino no es recto, parece dar vueltas en círculos, pero, un conocimiento más preciso del movimiento, nos prueba que en realidad, es en espiral”.
Tal y como yo lo veo, circular por una espiral es como viajar a “ninguna parte” A veces parece que pase una y otra vez por el mismo punto al dar la vuelta completa, pero no, a cada giro yo soy una nueva Cristina, conservo la esencia (espero, deseo, recordármela amigos míos si me alejo de ella), pero algo en mí se proyecta hacia adelante.
Como Artemisia.
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